miércoles, agosto 30, 2006

Palmeras en el caribe desierto


World Press Photo: De Máximo Mastrorillo, Italia. Primer lugar categoría ”Naturaleza”.

Un paisaje frío. Sin tiempo. Los escombros de una ola gigante que destrozó y se llevó toda la calidez de la playa están tirados en la arena. El gran trsunami ya pasó. Las olas han cesado y la planicie del mar se confunde con una playa infinita que sólo delimita, al final del mundo, con el cielo.
En la playa quedan los recuerdos de unas vacaciones soñadas en Lhoknga Beach, Indonesia. Al lado izquierdo, una bolsa blanca envuelve algo. Al otro costado, una huella rectangular de tierra se ve en el suelo. Maderas tiradas alrededor. Algún puesto de helados o un pub pequeño fue arrastrado y sacado del lugar que pertenecía.
Unas palmeras son la prueba de que alguna vez hubo vida y tiempo. Pero ahora parecen monumentos tristes de once personas muertas. Los árboles no tienen hojas ni cocos. Sólo las raíces fueron las que aguantaron para quedarse con un pedazo de tronco sin vida. Algunos más gruesos y chicos, otros flacos y más largos, pero todos posan inermes en una deshabitada playa caribeña.

miércoles, agosto 23, 2006

Abraham Santibáñez:

“HP era un ejemplo del periodismo bien hecho, del periodismo confiable”

La lección que el periodista Abraham Santibáñez recibió de un profesor reemplazante, en la Universidad de Chile, jamás se le olvidó. El profesor le pidió a la clase que escribieran por qué querían ser periodistas. Santibáñez escribió que “quería ser periodista porque tenía una gran curiosidad. Que era lector desde chico.” El profesor le dijo: “Está muy bien, pero la idea es que usted se informe, pero no para guardarse eso, sino para comunicarlo a los demás”.
Aquel profesor se llamaba Luis “HP” Hernández Parker, el virtuoso periodista que dio su vida al reporteo y a las primicias noticiosas, recreadas con el detallismo de un artesano. Después del golpe militar, según Abraham, ninguna pena le dolió más a Luis Hernández Parker que “la pérdida de la democracia”. Esta pena tan grande se mantuvo hasta su muerte.
La lección que recibió Santibáñez en esa clase fue una de las muchas que recibió de “HP”. Más tarde trabajaron juntos para la revista Ercilla.
En su oficina de la Universidad Diego Portales, donde hace clases de periodismo, nos cuenta de éste y otros episodios más que recuerda de Hernández Parker.

“Nosotros estábamos en la revista Ercilla cuando fue el golpe y en apariencia seguimos igual. Pero, en definitiva, se acaba la actividad política y, tal vez, a Hernández Parker se le acabó el mundo, su actividad, su área… Sus amigos tuvieron que dedicarse a cualquier otra cosa. Muchos habían muerto.”

- ¿Cómo reaccionó Luis Hernández Parker ante el golpe militar?

“La verdad es que yo diría que hasta cierto punto se echó a morir. Ahora naturalmente no se murió de…”

- De pena…

“Hasta cierto punto sí. Él era un gran fumador, entonces parece que tenía los bronquios bastante malos. Sin embargo, habitualmente iba a Tongoy, donde siempre cruzaba nadando una bahía que es bastante extensa. Nadaba, hacía mucho, mucho ejercicio, pero, sobre todo, nadaba mucho. En este período después del golpe, entiendo que ya tenía un diagnóstico médico en que tenía que cuidar el corazón. Pero él como que desafiaba un poco la suerte y nadaba hasta agotarse, más todavía, a lo que había estado acostumbrado…”

- Es decir no se quería cuidar

“No se cuidaba. Y bueno, de hecho en esa fiesta, en la noche en que se muere, sigue bailando, bailando, bailando sin parar. Como tratando de ver qué pasa.”

Una enfermedad cardiaca causó la muerte de “HP” el 1° de mayo de 1975. Y como dice Enrique Ramírez Capello, en un artículo publicado en La Nación, “por paradoja (muere) el día en que no se publican diarios en Chile”.

Fue un periodista que tuvo muchas fuentes importantes de la política a su alcance y siempre sabía cada detalle que podría interesar. Incluso sabía de llamadas que hacía el Presidente, de ese entonces, Eduardo Frei Montalva. Como escribió en un artículo, publicado el 8 de mayo de 1968 en la revista Ercilla, “(Tulio Marambio Marchant) estaba leyendo unas páginas de historia, que constituyen su deleite, cuando sonó su teléfono: 71430. Era el Presidente Frei, quien personalmente lo llamó…”

- ¿Cómo logró HP tener tantas fuentes a su alcance, y saber tanto de ellas?

“A ver… Yo lo que aprendí de él, y de otros periodistas de ese tiempo, en la revista Ercilla, era que el reportero tenía que hacer preguntas, ir, darse el trabajo de hablar con la gente que podía ser una fuente. O sea, ésa era la primera parte del secreto. La segunda es que tenía que ser confiable. Y, por lo tanto, si la fuente le pedía que no la identificara, ‘morir en la rueda’”

- Respetar el “Off the record”

“Es decir, después le pusieron off the record. En ese tiempo era, ni secreto profesional, ni eso, sino que la gente le contaba cosas porque sabía que él iba a hacer buen uso de esas cosas. No iba a mal usarla, en sentido de decir ‘mire esto me lo contó fulano’ si no quería que lo cuente. O tergiversar algo. Porque a veces las fuentes no se identifican, entonces uno puede inventar cosas y decir ‘esto me lo contó una fuente que no puedo revelar’. Yo creo que esa lealtad con la fuente, pero sobre todo, con la búsqueda de la verdad, es lo que hace que un periodista sea muy confiable. Por lo tanto, las fuentes se abren."

- ¿De qué manera luchó Luis Hernández Parker para la libertad de prensa?

“Con su trabajo. No estoy seguro de que haya sido dirigente gremial. Y yo creo que son necesarios los dirigentes gremiales, no me cabe la menor duda. Pero, tanto o más importante, es la gente que hace bien su trabajo. Y, yo creo que ‘HP’, en eso, fue una gran lección, porque precisamente como se podía confiar en él, como era un ejemplo del periodismo bien hecho, del periodismo confiable, naturalmente era como una defensa permanente de lo importante que era la libertad de expresión.”

- Alejandro Guillier participó, el 9 de agosto, en la inauguración de la “Plaza Luis Hernández Parker”, en Maipú, donde calificó al homenajeado periodista como “el más grande periodista chileno del siglo XX”. ¿Usted lo cree así también?

“A ver…Yo creo que Lenka Franulic fue también una tremenda periodista chilena. Pero no me cabe la menor duda de que eso es lo que cree, y lo cree muy honestamente Alejandro. Yo diría que hay que hacer un ranking ahí. Pongámosle los top ten. Y, yo ahí, sin duda, pondría a Hernández Parker, sin duda, pondría a Lenka Franulic, sin duda, Ramón Cortés y elijamos otros pocos más.”

- ¿Qué periodista actual lo podría comparar, por su manera de hacer periodismo, con “HP”?

“Esa sí que es pregunta complicada, porque… Lo que pasa es que cambiaron tanto las condiciones en que se hace periodismo, que es muy difícil. Porque yo creo que no se puede imaginar hoy día una persona, como cualquier estudiante, lo que significaba Lucho Hernández Parker, a la 1:30 de la tarde, tres veces por semana, hablando en la radio. La verdad no es que se paralizara el país, pero muchísima gente, gente que yo no conocía en ese tiempo, que después me contaba que en su casa, a la hora de almuerzo, el papá hacía que todo se mantuviera en silencio mientras se escuchaba a ‘HP’. Yo creo que eso no se puede hacer hoy día. Es imposible, porque hay demasiadas fuentes. No existe ese espacio tan bien delimitado, que es la 1:30 de la tarde, en que se suponía que uno estaba en su casa. Por lo tanto, hay muchos y muy buenos periodistas, pero ninguno de los cuales va a estar a la misma altura, influencia e impacto. Uno podría mencionar al propio Alejandro Guillier, a Fernando Paulsen. Muchos de los que escriben también. Pero con esa llegada, que tenía por la radio, incluso mucho mejor que lo que hizo después en televisión, Hernández Parker, no hay y hasta ahora.”

- ¿Nos podría contar una última anécdota o recuerdo que tenga de la vida de “HP”?

“Pero te parece poco el cuento de cómo marcó mi vocación. Yo creo que eso es lo más importante. Ahora, de hecho, hay muchas otras cosas.
Yo no lo conocía en ese tiempo, pero un poco la tragedia lo marcó. Tenía un niño, Pedrito. Él vivía, entiendo, por ahí donde está Chilefilms en Manquehue. Que era donde terminaba Santiago, en ese tiempo. Estamos hablando de fácilmente unos 50 años. Y quedó uno de estos hoyos de cañerías abierto. Y se cayó por ahí y se murió. Incluso, costó encontrarlo, a Pedrito. Entonces, eso lo dejó muy, muy marcado. Por una pena muy profunda. Y, además, porque tiene una niñita, o sea, ahora ya es una mujer grande, con síndrome de Down.
Entonces es muy curioso. La percepción que tengo de HP es de un hombre que vivió la vida muy intensamente, sin trancas, pese a que tenía unos dolores y penas muy profundas. Ninguna de esas penas fue tan grande como la de la pérdida de la democracia. Había tenido problemas. Él había sido militante comunista. Lo detuvieron. Hay un episodio muy oscuro de su vida, cuando él vuelve de Europa y lo detienen en Buenos Aires. Lo acusan de haber sido soplón. Hay una serie de cosas que no quedaron nunca claras. Pero nada de eso lo afectó, como este hecho, que vivíamos en un país donde había respeto por las ideas, y por las personas, y eso de repente se borró de una plumada. Y lo hirió muy, pero muy profundamente.”

Sin duda, para un periodista del nivel de Luis Hernández Parker, el quedar amarrado ante una dictadura militar es desastroso. De pronto le taparon la boca. Él y sus fuentes no podían caminar tranquilos por las calles de Chile. Pero ninguna dictadura ha podido, en toda la historia, matar las ideas. Y así quedó el legado de "HP": su pasión que lo hizo “bailar, bailar y bailar sin parar”.